Me recordaba el otro día mi colega Manolo Osuna, lo que me gusta una máscara. Es verdad, reconozco que me divierte disfrazarme. Me han dirigido comentarios estando disfrazada que estoy segura nunca los hubiera escuchado sin la máscara. La máscara da poder y deja indefenso a quien no la lleva. Por eso, como dice la canción, "la vida es un carnaval".... y nosotros, sus mascarones.
Eso sí, procura ser tú quien elija tu máscara y tu propio baile, así sufrirás menos. Y no vale que me digas que tú no llevas porque, el ser humano nace libre pero se hace esclavo en este baile de disfraces al que todos asistimos...
Bueno, es verdad, afortunadamente siempre hay excepciones.
Y....hablando de máscaras y mascarones, la preciosa foto que precede mi texto, obra de mi amigo Santiago Fernández Pulido, dice mucho; habla de la belleza del entorno, pero también de la pureza, el frescor, la fuerza y el movimiento del líquido elemento, y todo ello, salido de la boca de unos mascarones del siglo XIX situados en pleno centro de Priego.
Y al hilo de esto, me viene a la cabeza el comentario que escribió sobre mi "sin hueso", mi indomable favorita Carmen Bonifacio, (en verdad no conozco a ninguna otra). Mientras leía su comentario y miraba mi foto justo al lado de esta otra...ví al mascarón de la Fuente del Rey, vaya!, que me sentí uno de ellos, feo o guapo, (según gustos), irreverente, inmóvil, pero con significado, justificación y cargado de historia. 139 mascarones con la lengua fuera y manando de ellos tanta vida. Cuántas veces, sentada en esa majestuosa Fuente del Rey he observado sus caras oyendo tan solo el fluir del agua!!....Cuántas veces me he preguntado el por qué del disimulado abandono de su entorno!!....
Soy anti-violencia, por eso, qué bonito gesto de burla ese de sacar la lengua y cuánto mensaje puede llegar a esconder!! De hecho, es uno de los primeros gestos que aprenden los niños quizás porque es un mecanismo de defensa muy apropiado a su edad....
Y sí, qué bonito gesto sacarle la lengua al sistema y decirle:
"Lo siento, pero tú a mí no me engañas...
si quieres jugamos, pero hagámoslo en igualdad de condiciones...
si lo necesitas, te presto mi juguete, pero no me lo quites, porque entonces me estarás robando...
pero sobre todo, no me engañes porque primero te sacaré la lengua y después te pondré en el lugar que en verdad te corresponde"...
Es la hora, planta cara y....¡¡saca la lengua!!
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