jueves, 12 de diciembre de 2013

AFRICA

  


















Africa, ese gran continente lleno de sonrisas blancas a pesar de la inmensa DEUDA que el mundo tiene con ell@s.
¿Cómo es posible que en el siglo XXI la gente todavía muera literalmente de hambre? No digo pobreza, digo, HAMBRE!
Se empeñan en querer sensibilizarnos con imágenes que a mí, lejos de producirme pena, dolor o lástima, me inundan de odio, rencor y rabia hacia este mal llamado primer mundo basado en una gran mentira al que yo, por casualidades de la vida o del destino pertenezco...Ojo, con esto no digo que esté en contra de la labor humanitaria, todo lo contrario; aunque sería mucho mas respetable que no se necesitara. La tierra tiene suficientes recursos naturales para que no exista tremenda desigualdad, pero está claro que esa desigualdad interesa...
Tenemos un sistema mundial hipócrita, enfermo crónico, con la escala de valores completamente invertida, y yo he perdido por completo la fe en el ser humano; desde hace tiempo además.
Si echamos la vista atrás, comprobamos que, desde siempre, nuestra raza, la raza humana es aquella que destruye todo aquello que cree que le molesta, que sin tener hambre devora para nunca quedar saciada pero con la ilusión de que otros no puedan ni tan siquiera degustar...
Como consecuencia, se viene devorando a sí misma desde sus orígenes y curiosamente, echándole la culpa a "otros".
¿Quién pondrá fin a toda esta insana sin razón? Solo unos pocos lo han intentado consiguiendo grandes logros para nuestra deshumanizada humanidad, aunque pagaron un precio muy alto por ello. 
Y es por tod@s ell@s, que a pesar de mi poca o nula fe en los humanos, yo no me puedo..., no quiero quedarme de brazos cruzados. 
Cada uno de nosotros tenemos la obligación de hacer algo para cambiar las injusticias y las desigualdades que nos rodean. Sólo el pequeño gesto de intentarlo ya es un logro, máxime cuando la mayoría de las preguntas existenciales que nos hacemos en este "primer mundo" tienen su respuesta en el Africa Negra.
Hace tiempo también que dejé de creer en el cielo o el infierno, ni en que alguien nos recibe cuando morimos, pero si hay algo de verdad en aquello que nos contaron, solo espero que cuando llame yo a esa puerta, en lugar del señor bondadoso de barbas blancas, me dé la bienvenida, una MUJER NEGRA, Africa, la eterna blanca sonrisa acogedora.
Ese es mi deseo, y el cuento que yo quiero creer.




















Gracias Wangari Maathai, Nelson Mandela, Steve Biko, Leymah Gbowee....gracias a tod@s vosotr@s y a tantos otr@s...